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Enfermedad mental en la antigüedad al siglo XVII

Hecho por el equipo editorial Psy Red

Tabla de Contenido

La forma en que entendemos la enfermedad mental ha cambiado radicalmente a lo largo de la historia. Desde la Antigüedad hasta el siglo XVII, las explicaciones religiosas y sobrenaturales dominaron la interpretación de los comportamientos que hoy asociamos con la psicopatología.

Concepciones Antiguas

En la Antigüedad, los comportamientos hoy asociados a la psicopatología se interpretaban como manifestaciones de fuerzas maléficas, con los dioses jugando un papel en el oscurecimiento o esclarecimiento de la mente. Los griegos también evocaban la potencialidad de un aprendizaje mediante consejos provenientes del dios de la salud, Esculapio, durante los sueños. El marco griego asociaba además una mejora del modo de vida (actividad física, alimentación) con un bienestar psíquico y físico.

Durante la Edad Media, las explicaciones sobrenaturales tomaron precedencia sobre las interpretaciones humanas o médicas. Los trastornos y comportamientos problemáticos se interpretaban como influencias diabólicas o la posesión de malos espíritus. Bajo la égida de la Iglesia Católica, la sociedad enmarcaba estos fenómenos a través de instituciones y prácticas controladas por el clero

El Rol de la Iglesia

La Iglesia y sus instituciones jugaron un papel clave en la definición, etiquetado y gestión de los trastornos mentales. La Inquisición, establecida por el papa Gregorio IX e inicialmente orientada hacia las herejías, se extendió posteriormente a la brujería, reflejando una fusión de poder eclesiástico y jurisdiccional alrededor de la desviación percibida.

Un punto de inflexión disciplinario ocurrió con el Malleus Maleficarum (El Martillo de las Brujas), publicado con el apoyo del papa Inocencio VIII por los Dominicos. Este texto proponía una metodología para identificar brujas y detectar lo que llamaban la “marca del diablo” (manchas, lunares, marcas de nacimiento, etc.). Las razones de identificación incluían factores sociales y morales, especialmente comportamientos considerados desviantes o mujeres percibidas como viviendo al margen de las normas eclesiásticas y sexuales.

El exorcismo se presentaba como una práctica central destinada a expulsar demonios, combinando persuasión, oraciones y medidas coercitivas como la tortura en ciertos casos, con consecuencias mortales en numerosas situaciones. Antes de considerar el exorcismo, la Iglesia generalmente exigía un examen psiquiátrico, lo que sugiere un reconocimiento parcial de cierto diagnóstico clínico, aunque las etiologías permanecían de inspiración sobrenatural. El procedimiento ritual combinaba elementos litúrgicos (aspersión de agua bendita, oraciones, imposición de manos, presentación de un crucifijo) y un enfoque coercitivo.

El Caso de Juana de Arco

Un caso particularmente revelador es el de Juana de Arco. Ella afirmaba escuchar voces santas (Catalina, Margarita) y del Arcángel Miguel que sugerían un destino providencial para Francia. Después de conducir las tropas francesas a varias victorias, fue capturada y sometida a un juicio por herejía dirigido por el obispo Pierre Cauchon, donde el énfasis se puso en las voces atribuidas al diablo y en su supuesta brujería.

Condenada y quemada en 1431, Juana de Arco fue posteriormente rehabilitada y canonizada, convirtiéndose en una figura simbólica importante de Francia. Este caso ilustra la tensión entre persecución religiosa y reconocimiento posterior, mostrando cómo experiencias espirituales vividas como divinas pueden ser interpretadas como patologías o herejías según el marco institucional y el momento histórico.

Conclusión

Las concepciones de la enfermedad mental están moldeadas por marcos religiosos y socioculturales específicos. Las creencias sobre la influencia de demonios, del diablo y de espíritus, los mecanismos de interpretación y los procedimientos de evaluación indican una larga interacción entre medicina naciente y teología, donde las categorías clínicas modernas no existían aún como tales, pero donde aparecían ya intentos de separación entre “malestar psíquico” y “manifestación espiritual”.

La brujería apuntaba en gran medida a las mujeres, lo que refleja normas sociales y sexuales, y muestra cómo las construcciones de la desviación mental pueden ser instrumentalizadas para legitimar intervenciones coercitivas.

La persistencia de otras creencias (por ejemplo, las influencias lunares o astrológicas) recuerda que las explicaciones no científicas continúan impregnando ciertas concepciones populares delbienestar mental, aunque no constituyan trastornos mentales según los marcos contemporáneos.

Este recorrido traza una trayectoria historiográfica donde las concepciones de la enfermedad mental permanecen íntimamente ligadas a marcos teológicos y morales hasta los inicios de la época moderna, con una lenta transformación hacia modos de evaluación y comprensión más naturalizados, dejando existir residuos culturales persistentes en las creencias populares.

Preguntas Frecuentes (FAQ)

¿Cómo se trataba la enfermedad mental en la Edad Media?

Durante la Edad Media, los trastornos mentales se interpretaban como influencias diabólicas o posesión de malos espíritus, y se trataban mediante exorcismos que combinaban oraciones, rituales litúrgicos y, en algunos casos, medidas coercitivas como la tortura bajo el control de la Iglesia Católica.

¿Por qué quemaron a Juana de Arco?

Juana de Arco fue condenada y quemada en 1431 tras un juicio por herejía dirigido por el obispo Pierre Cauchon, donde sus voces fueron atribuidas al diablo y fue acusada de brujería, aunque posteriormente fue rehabilitada y canonizada.

¿Qué es el Malleus Maleficarum o Martillo de las Brujas?

El Malleus Maleficarum fue un texto publicado por los Dominicos con el apoyo del papa Inocencio VIII que proponía una metodología para identificar brujas mediante la búsqueda de la “marca del diablo” (manchas, lunares, marcas de nacimiento), apuntando principalmente a mujeres consideradas desviantes de las normas eclesiásticas y sexuales.

Referencias

Trudel, G., & Rusinek, S. (2024). Psychologie clinique et psychopathologie. De Boeck  Supérieur.

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